viernes, abril 02, 2010

Una palabra tuya




Cubríase el cielo con oscuras nubes aquella madrugada de abril.

Penaba la luna, y en su delirio, lloraba esa lluvia que resbalaba en ti.

Limpiábase el fango, el ruido, la gente… Quedaban desiertas las calles de Paris.

Saltaba mi alma, temblaba mi pecho, buscaban mis besos encontrarte al fin.

Aferré tus manos, me acerqué a tu cuello, aspiré el olor de tu semblante gris

Llegué a tu frente, cerré los ojos, rocé tus labios, besé tu nariz…

Me perdió la noche, en horas eternas, tan dulces, tan ciegas… engaño sutil

Distancia, dijiste, cerraste tus puertas y en tu umbral me encuentro, deshecho al pensar en ti.

martes, marzo 30, 2010

Volver


Volver:
Volver a tocar,
A ver,
A oir,
A esperarte.
Volver:
Volver a besarte.


Volver a perder,
A encontrar,
A olvidarte.
Y después volver:
Volver a recordarte.


Volver a vivir,
A morir,
A encarnarme en ti
A dormirte, a despertarte.
Volver a soñarte.


Volver:
Volver a sentir,
Prenderme, enfriarme.
Volver a amarte,
Volver a enamorarme.


Volver por ti,
Sin ti
Contigo
Volver a abrazarte
Enloquecer
Volver:
Volver a apasionarte.


Volver:
Volver y no más volver.
Volver a destruirme, a levantarme.
Volver:
Volver a descubrirte, a reinventarte…
Volver:
Volver a respirar tu aire.





miércoles, febrero 28, 2007

Despedida y cierre


Logré despertar y abrir mis ojos al mundo.

Por fin me voy acercando cada vez más a mi mismo.

Aún tengo que superar miedos, pasar por malos momentos que me oprimen las entrañas, enfrentarme a nuevos peligros.

Pero me siento con fuerzas de gritarle al mundo y de reclamar mi sitio en él.

Creo que podré conseguirlo, dentro de no mucho.

Y en gran parte es gracias a vosotros, que durante este año que cumplió el blog hace unos días no habéis dejado de aconsejarme, hacerme ver las cosas de otro modo, emocionarme.

Cierro porque sinceramente es poco el tiempo que tengo para dedicarme a ésto. Me retiro dejando en la red lo que ha sido la representación de mis pensamientos durante este último año, no quiero pretender estar cuando realmente me encuentro ausente, no quiero abandonarlo porque no lo merece, quiero despedirme de todos dandoos, una vez más, las gracias, y deseandoos lo mejor.

No descartaré nunca volver.


Memoria, no me abandones. Olvido, aléjate de mi.






viernes, enero 26, 2007

Último despertar

...Allí… allí estaban los bermudas raídos y la camiseta desteñida, allí la perilla y el cabello despeinado, allí los ojos azules del color del cielo en su azul más vivo y radiante.

Allí, con los pies descalzos bañados por alguna que otra ola caprichosa, con unas chanclas marrón oscuro en la mano, contemplando su ventana con la mirada empañada de emociones.

El viento se colaba por las mangas cortas de su camiseta haciéndola ondear, y paseaba entre sus cabellos, pero él se mantenía inmóvil, mirando a una chica que le había dicho algo con la mirada la tarde anterior, y a la que quiso contestar con un –no sabe qué- perdido entre su espalda y su pelo negro. Transcurrieron dos segundos, puede que tres, hasta que ella reanudó su camino sin volver de nuevo la vista atrás, dirigiéndose, supuso, hacia un remoto lugar y una vida distante y sin punto común con la suya.

Había hecho el amor con ella durante la noche, había soñado despertarla con un “Te amo” mimado en la espalda, y ahora estaba allí, frente a su ventana, frente a su destino.

Ella sentía que las lágrimas volvían a humedecerle los carrillos.

Vaciló un instante antes de creer lo que el mar le regalaba en respuesta a todas sus angustias, y volvió a sonreír…

¡Ya bastaba de incertidumbres y dudas!, había perdido cualquier temor. Lo dejaría todo, nada entonces le importaba.

Aquella mañana, al fin, decidiría seguir su camino, daría ese ansiado paseo por la playa.

Lo daría, sí, y lo haría con él.




miércoles, enero 10, 2007

Despertar VI

...Retrocedió, dando pasos cortos y lentos, como quien no quiere hacer ruido, y casi de forma inconsciente se aproximó a la ventana, asegurándose de gozar al máximo del sonido y el cosquilleo del viento en su pelo, y de la calidez de los primeros rayos que el Sol proyectaba generoso.

Con los ojos aún cerrados apoyó la cabeza en el marco de la ventana; escuchaba el susurro de las olas en la playa, se afanó en la tarea de averiguar qué era aquello que cuchicheaban entre ellas, sonaba tan bello…

Necesitaba ver el azul del Mediterráneo, nunca se había detenido tanto como aquel amanecer para contemplar a su fiel compañero de melancolías y pesares, a su leal confesor. Se sintió agradecida por un instante y abrió los ojos con ternura, mientras una sonrisa se perfilaba tenue en sus labios… En aquel momento se percató de veras de cuán espléndida podía llegar a ser la grandiosidad del mar...